Tijuana, B.C. — El asfalto no perdona el cansancio. En la Vía Rápida Poniente, a la altura de la colonia 20 de Noviembre, un Nissan Sentra blanco se estampó contra un muro de contención la madrugada del sábado. Dentro, una pareja que apenas rozó la línea entre la imprudencia y la tragedia.
El impacto fue seco, brutal. El vehículo quedó con el frente destrozado, los faros apagados como los ojos de quien por un instante deja de ver el camino. Ella conducía. De manera extraoficial, se presume que se quedó dormida… o que el alcohol le venció el pulso.
Los paramédicos de la Cruz Roja llegaron al lugar poco después. Evaluaron a ambos ocupantes, quienes afortunadamente sólo presentaban lesiones menores. El accidente no cobró vidas, pero sí dejó otra marca en el concreto. Otra advertencia ignorada.
Elementos del Cuerpo de Bomberos actuaron con rapidez. Contuvieron el derrame de líquidos del motor para evitar un incendio, mientras agentes de tránsito documentaban cada ángulo del siniestro, cada huella de neumático, cada centímetro dañado.
El muro resistió. La vida, también. Pero la pregunta quedó en el aire, tan densa como el olor a aceite y metal caliente: ¿cuántos accidentes más serán necesarios para entender que la inconsciencia al volante no da segundas oportunidades?
Fotografías: Arturo Rosales.