La dejaron sin nombre, sin voz y sin justicia: asesinan a mujer en Playas de Tijuana

El mar rugía a lo lejos. A unos metros del parque México Sur, en la sección Jardines de Playas de Tijuana, la noche del viernes se tiñó de silencio y luces rojas intermitentes. Sobre el pavimento, boca arriba y en soledad, quedó el cuerpo de una mujer de aproximadamente 40 años. Ropa oscura, tenis blancos… y un rostro herido por proyectiles de arma de fuego.

La ciudad siguió su curso, indiferente quizás, mientras paramédicos de la Cruz Roja confirmaban lo irreversible: ya no había signos vitales. Nadie gritó su nombre. Nadie la reclamó en ese instante. Solo las sirenas, el frío metálico de los casquillos —dos de calibre 9 mm— y el inicio de una carpeta de investigación más.

Los peritos de la Fiscalía General del Estado marcaron el lugar. Otra escena, otro expediente, otra mujer que se suma a las estadísticas que ya no conmueven.

¿Quién era ella? ¿Dónde están quienes la amaban? ¿Por qué alguien creyó tener derecho de arrebatarle la vida a plena calle?

En Tijuana, una ciudad donde el sonido de un disparo ha dejado de ser extraño, lo verdaderamente escandaloso ya no es el crimen… sino la costumbre.

Pero ella no es un número. Fue hija, tal vez madre, hermana, amiga. Caminaba por una calle como cualquiera, hasta que la violencia decidió apagarla sin piedad. Y aunque esta ciudad parezca mirar hacia otro lado, cada cuerpo tirado en su asfalto nos recuerda que nadie debería morir así: sola, sin nombre, bajo un cielo que apenas se inmuta.

Fotografías: Arturo Rosales.

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