Tijuana, B.C. — El ruido habitual de la tarde fue reemplazado por el estruendo metálico de un impacto entre dos trayectorias que nunca debieron cruzarse. Sobre la calle Amado Paniagua y el bulevar Salinas, una motocicleta de reparto y un automóvil Ford Taurus blanco se encontraron de frente con el destino.
El motociclista, que utilizaba su Yamaha roja para entregar medicamentos, quedó tendido sobre el asfalto tras el golpe. Testigos relatan que el silencio posterior fue tan intenso como el ruido del choque.
Bomberos llegaron primero. Revisaron, protegieron. Después, paramédicos de la Cruz Roja se hicieron cargo, brindaron atención al joven conductor y lo trasladaron a un hospital. Su estado de salud no ha sido detallado.
Peritos de la Policía Municipal iniciaron las diligencias para determinar responsabilidades. Hasta ahora, no hay una versión definitiva de los hechos.
Mientras tanto, el tránsito en dirección a Zona Centro se volvió lento, espeso, como si la ciudad también sintiera el peso de la escena. Entre sirenas, bocinazos y miradas curiosas, la imagen de la motocicleta caída quedó como un recordatorio de que en Tijuana, cualquier cruce puede cambiarlo todo.