Tijuana, B.C. — Entre el ritmo elegante de los cascos y la tensión previa a cada salto, el Club Hípico Caliente Jockey Club volvió a vestirse de gala para recibir la edición número 33 del Clásico Internacional de Salto, una competencia que ha dejado de ser sólo un torneo para convertirse en una celebración de destreza, pasión ecuestre y comunidad deportiva.
Más de 100 binomios —caballo y jinete— provenientes de distintos estados de la república se han dado cita en este emblemático recinto, cuyo prestigio traspasa fronteras. Para Gabriela de la Fuente, directora del Club Hípico Caliente, no se trata únicamente de un evento: es una plataforma de impulso y desarrollo para quienes sueñan con llevar su talento a competencias olímpicas.
“Hemos logrado que la gente venga a disfrutar de un deporte olímpico, el cual siempre promovemos. Por nuestra ubicación geográfica, llegar al norte no es fácil, pero este clásico lo hace posible”, compartió De la Fuente, destacando la constancia y logística que implica movilizar caballos desde el centro del país hasta la frontera.
Por su parte, el ingeniero Jorge Hank Rhon subrayó que este clásico se ha consolidado como el mejor evento ecuestre del noroeste, no sólo por la calidad de sus participantes, sino por el respaldo de la comunidad deportiva y el profesionalismo de su organización.
Con más de 500 mil pesos en premios, vehículos y joyería en juego, la competencia representa tanto un reto como una recompensa para los jinetes, que en cada salto desafían la gravedad y forjan su nombre en la historia del deporte.
Este domingo culmina una edición más de un clásico que no sólo mide habilidades, sino que también reafirma que en el norte del país, entre arena, esfuerzo y tradición, late con fuerza el espíritu ecuestre de México.