TIJUANA.– La noche del jueves 17 de julio quedó marcada por un violento episodio en la colonia Patrimonial Benito Juárez, donde un hombre fue hallado sin vida sobre el techo de una vivienda en el Cañón K. La escena, silenciosa y tensa, contrastaba con el estruendo que momentos antes estremeció la comunidad.
Cuando los primeros agentes municipales llegaron, un hombre salió de la vivienda. Vestía completamente de negro y sostenía un fusil de asalto entre las manos. Tenía alrededor de 30 años y sus tenis, blancos con negro, parecían señalar la prisa de quien intenta huir del desastre que deja atrás.
Fue detenido de inmediato. Daniel “N” no alcanzó a correr mucho antes de ser interceptado por los uniformados. Junto con él, fue asegurada el arma larga que aún llevaba consigo. Según testigos, no actuó solo. Otras personas escaparon en un vehículo sedán rojo, perdiéndose en la oscuridad de la zona, mientras las sirenas apenas se acercaban.
Al inspeccionar el inmueble, los agentes hallaron el cuerpo sin vida de un hombre joven, de entre 25 y 30 años, tendido sobre el techo de la casa. Tenía múltiples heridas por arma de fuego y, junto a sus piernas, una pistola tipo revólver, negra, que parecía haber sido su último recurso.
Paramédicos voluntarios de Medick 2000 solo pudieron confirmar lo que ya era evidente: el hombre había perdido la vida.
La escena fue acordonada. Bajo la vigilancia de patrullas y el murmullo apagado de los vecinos que no se atrevieron a hablar más allá del primer vistazo, peritos forenses y agentes de la Fiscalía General del Estado comenzaron la recolección de evidencia. El silencio del lugar ahora era testigo de lo que las balas dejaron atrás.
Mientras tanto, la comunidad vuelve a resguardarse en sus hogares, con la incertidumbre flotando en el aire y la esperanza de que los responsables que escaparon no se pierdan también entre los huecos del sistema.
Fotografía: Arturo Rosales.