Tijuana, B.C. – La quietud de la madrugada en Rancho Las Flores se rompió este jueves con un hallazgo que volvió a poner de frente a la comunidad con una realidad que se repite con demasiada frecuencia. En una calle bordeada por viviendas de interés social y jardines modestos, yacía el cuerpo de un hombre, solo, anónimo, y con una herida en la cabeza que narraba por sí sola la crudeza de su final.
Fue durante un recorrido de vigilancia rutinario que elementos de la Policía Municipal encontraron el cuerpo tendido boca arriba sobre la calle Jazmín. El hombre, de aproximadamente 30 años, vestía un pantalón azul, una playera negra de manga larga y zapatos cafés. No tenía identificación. Solo lo acompañaban manchas de sangre que marcaban el pavimento como un testimonio mudo.
Los oficiales hicieron lo que dicta el protocolo: aseguraron el área y solicitaron apoyo a paramédicos de la Cruz Roja. A su arribo, los socorristas confirmaron lo inevitable. No había signos vitales. No hubo margen para reanimaciones ni segundos intentos. Solo quedó el registro oficial de un fallecimiento más, una carpeta más en los archivos del sistema de justicia.
La escena fue entregada a agentes de la Fiscalía General del Estado, quienes iniciaron las investigaciones correspondientes. Hasta el cierre de esta nota, no se cuenta con pistas claras sobre los responsables del homicidio.
En Rancho Las Flores, la calle Jazmín amaneció con cinta amarilla y un nuevo vacío difícil de explicar. Una vida menos. Un caso más. Y el eco persistente de preguntas sin respuesta.
Fotografías: Arturo Rosales | #BorderZoom