TIJUANA.– La tarde avanzaba con su rutina habitual en la colonia Centro Urbano 70-76, cuando el eco de los disparos rasgó el aire y lo convirtió en miedo. Eran las 16:32 del lunes cuando, en la esquina de calle Encino y avenida 70-76, la violencia volvió a irrumpir sin previo aviso.
Vecinos se convirtieron en testigos involuntarios. Algunos no vieron, pero todos escucharon. Al llegar, los agentes hallaron una escena que ya no podía cambiarse: dentro de un domicilio, un hombre yacía sin vida, víctima de múltiples disparos. No hubo tiempo para auxilios, ni margen para milagros.
Cerca del lugar, otro hombre herido: Gabriel, de 52 años. Aturdido, relató lo que pudo. Dijo que un sujeto llegó en motocicleta, con casco negro y mirada directa. No hubo palabras. Solo fuego. El objetivo: la persona que ahora ya no está. Gabriel intentó huir, y en su intento por vivir fue alcanzado por una bala. Fue atendido por paramédicos y trasladado al hospital, con la vida sostenida por hilos de urgencia y resistencia.
El agresor escapó por las mismas calles por las que llegó, tragado por el anonimato de la ciudad. La zona fue acordonada, los peritos hicieron su trabajo, y la Fiscalía abrió un nuevo expediente en una larga lista.
Y mientras eso ocurre, una familia más se queda con el vacío. Otra herida se suma a la memoria colectiva de Tijuana. En Otay, como en tantas otras colonias, la vida sigue… pero no igual.
Fotografías: Jesús Aguilar.