Silencio y plomo en el Cañón Johnson: una pareja emboscada, una vida extinguida

Tijuana, B.C. — En las calles polvorientas del Cañón Johnson, donde los cerros observan callados las rutinas de cientos de familias trabajadoras, la tarde de este viernes fue interrumpida por una ráfaga de violencia.

Una pareja que se encontraba al interior de su vehículo fue sorprendida por un hombre armado. En segundos, el sonido metálico de las detonaciones sustituyó el murmullo cotidiano del vecindario. Cuando todo se detuvo, un hombre yacía sin vida al volante. A su lado, una mujer herida luchaba por mantenerse consciente.

De acuerdo con vecinos, las víctimas eran personas conocidas en la zona. Él, un hombre que —según versiones extraoficiales— se dedicaba a la venta de autos; ella, su acompañante habitual, cómplice de la vida, testigo de su último respiro.

El vehículo quedó detenido a mitad de la calle Escondida, como si el destino hubiera querido que esa fuera su última parada. Mientras paramédicos de la Cruz Roja atendían a la mujer y la trasladaban de urgencia al hospital, las autoridades acordonaban el área. Las miradas de vecinos y comerciantes lo decían todo: miedo, rabia, impotencia.

Agentes de la Fiscalía General del Estado iniciaron las investigaciones mientras la escena era resguardada por la Policía Municipal. El presunto responsable se dio a la fuga. El operativo desplegado no arrojó resultados inmediatos.

Tijuana suma un nombre más a la lista de los que partieron de este plano en circunstancias que duelen y que, lamentablemente, se vuelven paisaje. La calle Rubí, que alguna vez fue paso tranquilo para los niños que bajan la ladera rumbo a casa, hoy guarda el eco de un crimen que deja un hueco difícil de llenar.

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