TIJUANA.– El atardecer del domingo se tornó caótico en la Vía Rápida Oriente. Un estruendo metálico interrumpió el flujo cotidiano del tránsito cuando un Ford Focus rojo, descontrolado, impactó contra un poste de alumbrado público. El impacto fue tan severo que el poste colapsó sobre la vialidad, obstruyendo dos carriles y dejando cables eléctricos tendidos como serpientes peligrosas sobre el asfalto.
El reloj marcaba cerca de las 19:00 horas. Automovilistas, sorprendidos por la escena, comenzaron a desviar su camino mientras las luces de las unidades de emergencia iluminaban la tarde. Personal de bomberos trabajaba con precisión quirúrgica: primero aseguraron el área, luego cortaron los cables de alta tensión para evitar un desenlace mayor. A su lado, paramédicos valoraban a una pareja que viajaba en el vehículo. Por fortuna, sus lesiones fueron leves, y no requirieron traslado hospitalario.
El accidente no solo causó daños materiales. Por horas, la vialidad se convirtió en un laberinto para cientos de automovilistas atrapados entre la urgencia del paso y la imposibilidad del avance. La caída del poste evidenció, una vez más, la fragilidad de una infraestructura que, en segundos, puede pasar de utilidad a obstáculo mortal.
Peritos de la Sección de Tránsito tomaron el control del peritaje. Las causas exactas del accidente aún se investigan, pero lo ocurrido dejó una huella visible: el metal retorcido, el concreto astillado, y una ciudad que, otra vez, observa cómo un instante puede convertir la rutina en emergencia.
Fotografías: Arturo Rosales.