Tijuana. En la oscuridad quebrada por los faros y el rumor lejano del mar, una mujer encontró el final de su historia sobre la avenida Internacional. No hay nombre aún, solo una edad estimada: 40 años. Una cifra que habla de mitad de vida, pero no de destino cumplido.
El reloj marcaba 3:30 de la mañana cuando el estruendo rompió el silencio. En la curva que conecta la calle Mariano Escobedo con la ruta hacia el Centro, un Mustang y un PT Cruiser se cruzaron a velocidad fatal. La ciudad dormía; ella no despertará.
En el interior del PT Cruiser, su cuerpo quedó atrapado en un instante del que no pudo salir. Los paramédicos llegaron cuando ya el pulso era historia. Solo pudieron confirmar lo evidente: que alguien había muerto en el camino. Otra más.
La escena fue procesada por peritos de la Fiscalía General del Estado mientras la fila de autos comenzaba a crecer. Algunos se detenían a mirar; otros simplemente aceleraban para evitar el pensamiento incómodo de que podría haber sido cualquiera.
La mujer no llevaba cartel ni pancarta. No era noticia hasta que el pavimento habló. La noticia la encontró sin defensa, sin testigos suficientes para narrar lo que ocurrió realmente.
Este martes, Tijuana amaneció con tráfico denso en la avenida Internacional. Pero más allá de los autos detenidos, quedó un espacio vacío que no se verá en las cámaras ni en los informes: el que deja una vida interrumpida sin aviso.
No hay respuestas todavía. Solo una certeza: en esta ciudad que nunca detiene su marcha, también hay quienes pierden el rumbo sin que nadie pueda prevenirlo.
