MEXICALI.– El silencio de la explanada de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal fue interrumpido solo por el eco de los pasos firmes y los sollozos contenidos. Familiares, compañeros de uniforme y ciudadanos despidieron este lunes al Subcomandante Roberto Méndez Arreola con honores fúnebres, en una ceremonia cargada de dolor, respeto y promesas de justicia.
Frente al féretro, su esposa y su pequeña hija fueron las primeras en montar guardia de honor. Con la entereza que solo permite el amor profundo, se aferraron a la memoria del hombre que no solo portaba un uniforme, sino que entregó su vida a la seguridad pública. Roberto, de 42 años, fue asesinado la noche del 14 de julio frente a su hogar en la colonia Villa Lomas Altas, dejando una profunda herida en la corporación que sirvió durante casi veinte años.
Durante el acto solemne, la alcaldesa Norma Bustamante se comprometió públicamente a brindar acompañamiento total a su familia. Y aunque la investigación está en manos de la Fiscalía General del Estado, el misterio en torno al teléfono móvil del oficial ha encendido una alerta: no ha sido localizado, y una pesquisa interna busca esclarecer su paradero.
El director de la corporación, Felipe Chan Baltazar, aseguró que no se han detectado amenazas adicionales, pero no descartó sanciones si se determina que algún elemento interno tuvo relación con la desaparición del dispositivo. La sospecha, aunque tenue, empaña la jornada que buscaba ser de duelo y honor.
Entre filas de uniformados, el Subcomandante fue despedido como vivió: con dignidad. Su legado no solo se mide en años de servicio, sino en la lealtad que sembró entre quienes hoy, con el rostro firme pero el corazón roto, le dieron el último adiós.
Fotografías: Omar Martínez.
