Tijuana, B.C. — Era una noche cualquiera en la calle 7 de la Zona Centro. El bullicio habitual, las luces de la avenida Revolución, el aroma a café recién hecho… hasta que una ligera nube de humo interrumpió la rutina en Baristi, uno de los cafés más concurridos del corazón de la ciudad.
Minutos después, las sirenas comenzaron a escucharse. Tres máquinas y dos tanques del cuerpo de Bomberos de Tijuana irrumpieron en la escena con rapidez quirúrgica. El reporte era claro: posible incendio en un establecimiento comercial.
Clientes y empleados salieron al exterior con expresión de incertidumbre, mientras los elementos ingresaban al local para hacer una inspección minuciosa. Aunque el humo era perceptible, tras una revisión técnica, se determinó que no existía riesgo estructural ni presencia de fuego activo.
El incidente no pasó a mayores, pero sirvió como recordatorio del valor de una respuesta oportuna. Antes de retirarse, los bomberos ofrecieron recomendaciones preventivas al personal del café y a los elementos de la Policía Municipal que también respondieron al llamado.
Sin heridos, sin pérdidas, solo una noche que pudo haber sido distinta, de no ser por la eficacia de quienes vigilan que el fuego no cruce la línea de lo cotidiano.