El silencio de la madrugada y un cuerpo sobre el asfalto: hallan a hombre esposado en la carretera Tijuana-Tecate

Los primeros rayos del miércoles apenas asomaban cuando los faros de los autos iluminaron algo que no debía estar ahí. Sobre el asfalto gris de la carretera libre Tijuana-Tecate, a la altura del ejido Ojo de Agua, un cuerpo yacía inmóvil. La vida de un hombre —como tantas otras en esta ciudad fronteriza— terminaba lejos de casa, bajo el paso indiferente de los vehículos y el rumor constante del tránsito.

Vestía pantalón gris y camisa azul con rayas blancas. Tenía unos 30 años, tal vez menos, pero su rostro ya no podía contarlo. Estaba esposado de una mano. Su cuerpo hablaba en silencio: marcas, rastros, señales de violencia que ningún uniforme alcanzó a explicar.

Fueron automovilistas quienes, con un vuelco en el pecho, marcaron al 911. A veces el horror se descubre así, sin esperarlo, entre una rutina cualquiera y la línea amarilla que alguien nunca volverá a cruzar.

La Guardia Nacional y el Ejército acudieron pronto, custodiando con sus botas y rifles un escenario que hace tiempo dejó de escandalizar. La Fiscalía llegó después, con su bitácora de muertes y preguntas sin respuesta. El cuerpo fue levantado, pero el vacío quedó.

Aún no se sabe cuánto tiempo estuvo allí. Quizá toda la noche. Quizá toda una vida.

Porque en esta ciudad donde lo urgente devora lo importante, lo único seguro es que otra historia terminó. Sin nombre. Sin despedida. Y en plena vía.

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