MEXICALI.– Bajo el peso de un uniforme que ahora cuelga vacío, la Fiscalía General del Estado ofreció este lunes un mensaje a la ciudadanía: la justicia no tiene excepciones ni intocables. El asesinato del subcomandante Roberto Méndez, ocurrido la semana pasada, se investiga a fondo, y todas las líneas —incluyendo posibles vínculos internos— siguen abiertas.
“Todos los policías forman parte de la investigación”, declaró con firmeza la fiscal María Elena Andrade durante la rueda de prensa. La afirmación no fue ligera. En un entorno donde la confianza pública hacia los cuerpos de seguridad tiembla ante cada escándalo, el hecho de que no se descarte la participación de elementos municipales o del Valle de Mexicali es tanto una señal de rigor como de urgencia.
La emboscada que cobró la vida del subcomandante no fue un acto fortuito. Fue un ataque planeado, apuntó Andrade. La fiscalía tiene entre sus piezas clave un teléfono celular aún desaparecido, y en él podrían estar las últimas conversaciones que Méndez sostuvo antes de caer. “Es fundamental el contenido de ese aparato”, afirmó.
Mientras se afinan los tiempos y el procedimiento legal, este mismo lunes familiares, compañeros de corporación y ciudadanos despidieron al oficial caído con honores. Pero más allá de los honores, la exigencia persiste: que no haya impunidad, venga de donde venga.
El compromiso de la Fiscalía se ha pronunciado públicamente. Ahora, se mide en actos.
Fotorafías: Omar Martínez.
