San Quintín, B.C. — Tenía 14 años y una mochila con sueños. Nicol desapareció el 1 de julio cuando salió rumbo a la casa de unas amigas. Al día siguiente, su madre, Dalia Guadalupe, reportó la desaparición. Horas más tarde, la pesadilla tomó forma.
En un camino vecinal del valle de San Quintín, fue localizada una parte de su cuerpo. La escena fue desgarradora: a poco más de 50 metros, los restos de Nicol fueron hallados desmembrados. No había cabeza. No había brazos. No había piernas.
El presunto responsable del feminicidio es un joven de 16 años. Fue detenido tras una serie de cateos, donde las autoridades hallaron evidencia física de que el crimen fue planeado. Según informó la fiscal del Estado, María Elena Andrade, el adolescente confesó que se inspiró en la serie de televisión “Dexter” para cometer el homicidio.
La frialdad del acto ha sacudido no solo a San Quintín, sino a todo Baja California. “La pena máxima que puede recibir por su edad es de cinco años”, explicó la fiscal. Añadió que la institución a su cargo hará todo lo posible para que no haya reducciones en la condena.
Cinco años. Eso es lo que marca la ley para el autor confeso de uno de los crímenes más brutales registrados en la región.
Mientras tanto, en el silencio de una comunidad rota, se escucha un nombre con fuerza: Nicol. No era un personaje de ficción. Era una niña real.
